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The history and development of Body-Psychotherapy: The American legacy of Reich
Por medio de esta función, se introducen los personajes principales, sus roles y el contexto en el que se desarrollará la historia. El personaje es el centro de toda gran narración, sea un cuento o una novela, en estos géneros literarios se puede observar atractiva gama de tipos de personajes. Un personaje primordial ha de ser tridimensional y convincente; debe ser el género de personaje dinámico con el que los que leen y espectadores logren pasar días sin aburrirse. Igualmente esenciales son los individuos secundarios, desde los compinches hasta los intereses cariñosos, pasando por las figuras paternas, los villanos y los antihéroes. La narración es un arte que necesita de diferentes elementos para hacer historias recordables. Todos estos elementos contribuye a la construcción de una historia embriagadora y emocionante, que captura al lector desde las primeras líneas y lo mantiene entusiasmado hasta la última página. Las funcionalidades de Propp son patrones o etapas que ocurren en un cuento, que implican a los personajes y sus acciones.
¿Qué es la identidad corporal en educación física? La reflexión lo equipara con un chiste de Monty Python o un cuento de Arthur C. Clarke, quienes pensaban un chiste o una canción que tiene la capacidad de causar leitura da linguagem corporalño a la cabeza solo por escucharlo. Piensa también sobre las paradojas autorreferenciales y su posible relación con el surgimiento del yo. Finaliza con reflexiones sobre las capacidades de las PCs para simular la complejidad de nuestras mentes, particularmente en lo que respecta a la percepción y la educación. Como conclusión, los cuatro textos presentados en esta sección exploran diferentes puntos relacionados con la capacitación de la cabeza desde elementos individualmente incapaces de pensar. Desde la visión poética de Allen Wheelis, pasando por la visión reduccionista de Richard Dawkins, las medites sobre el holismo y el reduccionismo de Douglas Hofstadter, hasta la reflexión ética de Arnold Zuboff sobre la experiencia subjetiva.
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Estas son las primordiales funciones que encontramos en el "yo", que las suelo llamar líneas o corrientes, y son evolutivas, o sea que van desplegándose según se va madurando, aunque no van madurando en bloque, ya que se puede estar más evolucionado en una línea (o función) y menos en otra. Si algo caracteriza la pubertad y la adolescencia, como todo el mundo sabe, es la espectacularidad de los cambios corporales. El descubrimiento de su cuerpo y, sobre todo, de su cuerpo irreversiblemente sexuado, se encarna para los adolescentes en vivencias memorables que marcarán el resto de su historia con las muescas de intensas experiencias y conmuevas. Así, el "yo" es el navegador que debe articular todos los elementos que va encontrando en ese increíble viaje, que comprende desde el subconsciente, hasta la autoconciencia y, desde ahí, a la supraconciencia. Este "yo" (y sus funciones) se despliega siguiendo las olas básicas del Enorme Nido del Ser, y va desde el "yo corporal", al "yo mental" (que se puede dividir en "persona", "ego" y "visión-logica o cuerpo-mente integrados"), al "yo alma" y al "Yo espiritual".
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Piensa un análisis multinivel de ficción, donde el creador es soñado por otro autor, en un período interminable. La idea final invita a pensar sobre la trascendencia de nuestras existencias, donde la realidad y la ficción convergen en un punto de cambio divino. A lo largo de este artículo he tratado de comprender como el joven se ubica frente sus cambios corporales, como se ve obligado a reconstruir su imagen corporal y cómo esto perjudica a sus cambios sicológicos y a sus hábitos y actitudes, tanto personales como de relación, con su iguales y con sus progenitores. Otra dimensión de la necesidad de diferenciarse de los mayores–progenitores, en este caso transformada en conducta popular, la constituye la creación de espacios propios, algo tal como "reservas protegidas" de la intrusión del adulto. Espacios y tiempos, porque la utilización de estos espacios, a los que se marcha al encuentro de bienestares compartidos, solo y de forma exclusiva con sus iguales y con extremista exclusión-expulsión de los adultos, se realiza durante horas nocturnas. Con esto se asiste a una genuina inversión de papeles en el sentimiento de exclusión tradicional, así como lo describió Freud en su "escena primaria", que relataba el sentimiento del niño obligado a resignarse y a ejercer su curiosidad imaginando a qué envidiables y enigmáticas ocupaciones se dedicaban sus padres, juntos y ausentes. En este momento son los padres, los que en una espera insomne y nocturna, se preguntan de que ocultas ocupaciones gozan sus hijos, en un espacio propio, que suelen fantasear festivo y un poco promiscuo y depravado ("sexo, drogas y rock and roll").
El padre del psicoanálisis propuso estos tres conceptos, conocidos como 'instancias psíquicas'.
El "me horroriza vuestra pinta", es el necesario distanciamiento que busca protegerse en un alejamiento definitivo de una imagen "que jamás será la suya". Por eso declaran frecuente y sinceramente que eligen fallecer jóvenes que sufrir la horrible decrepitud de los –"sus"– viejos. Porque más allá de que, frente a la visión cotidiana de lo que para un espectador medio se pueden llamar esperpentos, semeja discutible que "Dios los cría", de lo que nadie cuestiona es de que "ellos se juntan". Y la aceptación y fascinación grupal siempre inyecta una estima hermosa que es lo que, a fin de cuentas, mucho más importa al adolescente. Y esto unas veces, por el hecho de que otras es la escapada hacia delante la que se destaca en frente de la ocultación y la timidez. Con la exhibición insultante y exultante de sus nuevas formas anatómicos el adolescente traslada al otro, intimidado, sus temores e inseguridades.
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Hace mención y analiza lo que un robot pudiese opinar de las tres leyes de la robótica de Asimov. En este caso es un robot quien hace la reflexión sobre su propia existencia, sobre qué es, si tiene la posibilidad de tener un autosimbolo y de conciencia personal, si es posible separarlos o están unidos irremisiblemente. Sugiere que la discrepancia entre un símbolo-él y un símbolo-yo, no es una diferencia en la ortografía, sino en el papel que juega. La reflexión se pregunta sobre qué o quienes pueden tener la capacidad de autoconcepto, una langosta, por ejemplo, ya que aún los más simples seres vivos tienen la capacidad de tener estructuras de control para preservarse y tener autoestima, en el sentido de poder deducirse que existe un deseo por sostenerse con vida. El texto reflexiona sobre si los sistemas, introduciendo la cabeza, tienen la posibilidad de ser mucho más grandes que la suma de sus partes, (posición holista) o si en cambio podemos dar explicaciones cada más exactas si descomponemos cualquier sistema en todas y cada una de sus partes (postura reduccionista).
El estadio del espejo como formador del yo
Entonces, pienso que es fundamental comprender que la persona que mucho más segura está, en el sentido de que la persona que menos posibilidades tiene de ser maltratada, es la que ya lo ha vivido, ha aprendido y va a detectarlo con mucho más facilidad. » cuando, verdaderamente, hay tantas personas en el planeta que pensar que ninguna de ellas puede acabar contigo es ser realmente necio. Elizabeth Clapés es psicóloga y está experta en el campo de la sexología clínica y las relaciones de pareja. Hoy día se dedica a la divulgación de la psicología en redes sociales y a acompañar a personas en su proceso terapéutico. En sus libros ‘Querida yo’ y ‘Hasta el momento en que te caigas bien’ muestra la salud mental como una prioridad escencial para aceptarnos, cuidarnos y crear relaciones sanas con los demás, primero y principalmente con nosotros mismos. Es cómo la persona se ve a sí misma y de qué manera se percibe cuando se mira al espejo, es decir, de qué forma la persona piensa que es.
Otros autores, como Lowen, Janov, Pierrakos, retoman algunas ideas reichianas y desarrollan sus modelos. Hay otros modelos, como la terapia morfonanalítica de Serge Peyrot, que, inspirada en conceptos bionianos, utiliza técnicas anatómicos que vienen de la educación postural global. Tenemos la posibilidad de señalar también de qué manera el psicodrama de orientación psicoanalítica integra técnicas de acción con los presupuestos básicos del psicoanálisis. Algunos integran técnicas anatómicos en el encuentro individual con el paciente y otros prefieren el trabajo en grupo. Dada la proliferación de enfoques que quieren integrar técnicas corporales en un encuadre analítico, se han tratado de indicar las numerosas dificultades que ello supone (42). El trabajo con técnicas beligerantes como la presión sobre bloqueos corporales o la adopción de situaciones desequilibrantes acarrea una reflexión sobre los motivos latentes, del terapeuta o del paciente, que subyacen al empleo de la técnica y sobre el contexto transferencial en el que tienen lugar. Por otra parte, el uso de técnicas corporales puede fomentar regresiones profundas con un desmantelamiento defensivo en pacientes estructuralmente frágiles, dando lugar a peligrosos estados de despersonalización.
El mantenimiento de las artificiales pretensiones químicas impuestas al cuerpo se convierte en la única motivación viable. Y la jeringa antes, ahora el polvo, la raya o la pastilla, se erigen en fetiche sin el que el cuerpo, al faltarle todo, se sumerge en una sensación de carencia y desamparo absolutos, que se sobreañaden al sufrimiento físico derivado de una pura modificación metabólica. Todo esto tiene, además, el aliciente de ser una experiencia iniciática compartida y vivida como una transgresión "rompedora". Con esto, el absentismo escolar, el abandono de toda actividad y la entrada franca en la toxicomanía, con el sobreañadido de la marginación progresiva, se convierten en un riesgo bien conocido y tan extendido, o más, de lo que temen los padres de hijos adolescentes. En el tercer artículo, Raymon Smullyan se pregunta "¿Es Dios taoísta?" en una ficción en forma de diálogo, hace conversar a un mortal con Dios. En este intercambio discuten temas como el libre albedrío, la independencia, la responsabilidad y el pecado en un diálogo socrático donde debaten sobre lo que cada uno ha hecho y debe llevar a cabo. Tratando de localizar los aciertos y fallos de Dios al asignar el libre albedrío a los humanos.
La mayoría de la multitud, basándose en su intuición o en su experiencia personal, cree que el agobio emocional puede aun precipitar o alterar el curso de patologías físicas graves. Sin embargo, no está claro de qué manera tales factores estresantes pueden producir ese efecto. Está claro que las emociones pueden afectar algunas funcionalidades anatómicos, como la frecuencia cardiaca, la presión arterial, la sudoración, los patrones del sueño, la secreción de ácidos estomacales y las evacuaciones intestinales. Por ejemplo, apenas se han comenzado a identificar las vías de comunicación y los mecanismos causantes de la interacción entre el cerebro y el sistema inmunitario.
